Nora Martínez

 Zapato viejo.

Nora del Carmen Martínez Pérez.


RESUMEN

Todos alguna vez en la vida nos hemos dejado llevar por lo que los medios de comunicación nos dicen, sea verdad o ficción si alguien con un poco de credibilidad lo dice asegurándonos que es por nuestro bien, debe ser cierto.

El término “cortina de humo” se ha vuelto parte del día a día de la sociedad sobre todo cuando de temas políticos se trata, pues en muchos casos usan aspectos psicológicos para tocar las fibras más sensibles de los seres humanos haciendo que nos olvidemos de la realidad.

WAG THE DOG, es sin duda alguna una película que muestra ese proceso de creación de “cortinas de humo”, pues en “la guerra y en el amor todo se vale” y mas si es una guerra por poder.

 

Dinero igual miedo igual poder.

“…el miedo es una moneda, una materia prima, un poderoso instrumento de mercadeo… un ingrediente clave de toda movilización exitosa para la guerra o para la adquisición del poder es la explotación del miedo mediante la manipulación de la percepción.”[1]

Un triángulo amoroso perfecto, digo yo; puesto que, si tengo dinero puedo comprar poder, si tengo poder puedo generar dinero, y con el dinero puedo infundir miedo en los menos favorecidos e incluso en miedo en mis adversarios, y obviamente mis seguidores creerán fielmente en mi discurso, por miedo claro esta a tener represalias o a estar fuera de tono.

Colectivamente los menos desarrollados mentalmente poco a poco se irán sumando por temor al rechazo y se dejarán guiar por lo que los medios ya que durante todo el transcurso de la película el miedo es el ingrediente esencial, pero para crear este miedo hay que transmitirlo por un medio que tiene toda la credibilidad del mundo, y es el caso de la televisión.

El adagio popular dice “poderoso caballero es don dinero”, y para este caso es el padrino perfecto para difundir la campaña de miedo, en donde el gran Salvador será el presidente, quien a toda costa y a pesar de que se le venga el mundo encima será capaz de librar a todo el pueblo del fantasma que lo persigue.

Inclusive a lo largo de la película el contrincante no se toma la molestia en desmentir la guerra quizás para no quedar como tonto y no perder electores, sin embargo, cabe resaltar, que si se toma “la molestia” de darle fin al conflicto imaginario con los albaneses porque también él es un héroe y esta dispuesto a luchar para salvar a su nación.

Nos damos cuenta claramente que en este caso los medios son una caja de resonancia perfecta para este grupo de poder que operan la sociedad resaltando una de las características que Noelle-Neumann destaca en la Teoría.


Usar un “viejo zapato” como gancho sentimental, haciendo que toda la nación se vuelque a llorar por los pobres soldados caídos del invisible pelotón 303, es la mejor arma para aferrarse a la esperanza que renace en ese viejo zapato torturado por el ejército radical albanes, nadie puede poner en tela de juicio la veracidad de la situación, si todo el país fue testigo de cómo una pobre niña huía con un gatito entre sus brazos de todo el horror y destrucción que la guerra deja.  

Ese sentimentalismo barato del cual los seres humanos abusamos, y que en este caso es usado para tener el control social para poder anular o reducir opiniones distantes de la “realidad” que es clara como el agua, porque claro sale en las noticias.   

 

“¿Por qué el perro mueve su cola?...

…porque si la cola fuera más inteligente, la cola movería al perro.”[2] ¿Qué pasaría si “la cola” comenzarán a tomar el control? ¿se asustaría el perro? O ¿lograría mantener el dominio de todo?

A lo largo de toda la película claramente podemos observar que en ningún momento la cola desafía al perro, y no es que esta sea menos inteligente que el perro, lo que pasa es que el perro es más astuto que ella, y sabe dónde “dar el golpe” y claro con el apoyo del padrino dinero, nada es imposible, y es que la falta de información que la cola tiene aporta mucho a su ingenuidad, por lo que si el perro le hace creer que los pájaros son el enemigo, ella estará a la expectativa que ninguno se acerque al perro.

Y es que a la cola le da miedo sentirse rechazada por el perro, y no quiere ser socialmente in-aceptada, y es que ese temor al aislamiento no le permite expresar su opinión, y claro se expresan guiados por opiniones y comportamientos mayoritarios.  

La astucia del perro le permite seguir al mando de la situación ya que para todo problema encuentra la solución, todos tienen un punto débil, una necesidad que puede perfectamente utilizarse a favor, incluso si es necesario algunos deciden dejar de respirar.

Claro también el perro debe limitar la información que la cola recibe, no es bueno que ella maneje tanto y por su propio bien el perro será capaz de lidiar con todo convirtiéndose en el salvador, sería como si en el siglo XVI las mujeres leyeran libros y estudiara, eso es ilógico porque las hace pensar y claramente las mujeres están destinadas a los quehaceres y al cuidado de los hijos.

Y ¿cómo es que el perro logra dominar a la cola? Simple, la empatía y el patriotismo son piezas claves para lograr su objetivo, ese sentimiento colectivo de preocuparse por la defensa de la patria que los vio nacer, hace que él, pero mantenga todo en orden.

No podemos olvidar al contrincante del perro que busca a toda costa ganar la confianza de la cola, sin embargo se vuelve cómplice del perro al ser partícipe de la mentira, puesto que este al final de cuentas solo quiere el lugar del perro.      

 

Conclusión.

Retomando las palabras de Bertrand Russell, en su texto Hecho, creencia, verdad y conocimiento, lo narrado en la película es el hecho, debido a la mentira montada para desviar a la audiencia de la realidad sin embargo al mismo tiempo se vuelve una creencia ya que lo visto en la pantalla a nivel nacional, a la vista de la audiencia no puede ser otra cosa más que la realidad.

Por lo que lo que ha visto es la única información que maneja, por lo tanto, es el único conocimiento que posee, convirtiéndolo en una verdad irrefutable, que es absorbida por todos y replicada, incluso fuera de las fronteras, dejando al final un tributo a un vil zapato viejo.  

 

 



[2] Frase inicial de la Película WAG THE DOG (1997), Barry Levinson.

[1]  publicado de la página 63 a página64 en “Creación y Producción en Diseño y Comunicación Nº30

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